La sentencia que condena a los líderes independentistas catalanes solo ha buscado un escarmiento como el que aplicaban los inquisidores a los herejes o disidentes. Es la conclusión del magistrado emérito del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín en su libro ‘El gobierno de las togas’ que va a publicar la Editorial Catarata.
Considera que los condenados son presos políticos y que las penas impuestas en el juicio del procés son injustas y desproporcionadas. El que fue presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos dice que es muy posible que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos llegue a la conclusión de que no han tenido un juicio justo y equitativo.
Según Martín Pallín, se ha aplicado el derecho penal del enemigo, “germen de la destrucción autoritaria del Estado de derecho”, que no castiga por lo que se ha hecho sino porque se considera al procesado peligroso o enemigo. “Se trata -añade- de un acto de voluntarismo y prepotencia judicial propio de épocas autoritarias y expresamente vedado por nuestro sistema democrático”.
En la argumentación de su libro establece que la competencia no era del Tribunal Supremo sino del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que “no encontramos ni un solo argumento sólido y fundado en derecho que justifique la prisión preventiva”, que “por la actitud del presidente del tribunal durante las sesiones del juicio oral, se puede alegar la vulneración del derecho a un juicio equitativo” y que por los hechos probados no se demuestra el delito de sedición.
Martín Pallín sostiene que “la argumentación de la sentencia carece de cualquier lógica jurídica y rompe con las más elementales reglas que el derecho penal establece para definir a los autores de conductas delictivas” y también que “la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha decidido entrometerse en un conflicto puramente ideológico entre dos posturas enfrentadas, el nacionalismo españolista y el nacionalismo catalanista, resolviendo de manera sorprendente esta ancestral confrontación como si se tratase de una cuestión que afecta simplemente al orden público, al decantarse por la existencia de un delito de sedición”.
José Antonio Martín Pallín propone la amnistía como “una posible salida política que me parece oportuna y perfectamente coherente ante las desmesuradas e injustificables condenas para sentar las bases que nos permitan recobrar la convivencia y encauzar las tensiones políticas”.
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3 Comments
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ESTRELL@
7 de noviembre de 2020 08:06 at 08:06
totalmente de acuerdo; se tiene que terminar y extirpar el germen de utilizar el poder judicial para someter o controlar ideologías antagónicas o diferentes, es que se ha convertido en una tradición como siempre ha sido así , la deformación parece lo natural y lo mas natural es que el poder judicial sea objetivo y justo.
ESTRELL@
7 de noviembre de 2020 09:17 at 09:17
Es así como para el Estagirita, la justicia es la virtud por excelencia, y en ella están
incluidas todas las demás; para este pensador “es la virtud en el más cabal de los sentidos,
porque es la práctica de la virtud perfecta, y es perfecta, porque el que la posee puede
hacer uso de la virtud con los otros y no consigo mismo”. Al parecer es la única virtud que
parece referirse al bien ajeno porque hace lo que le conviene a los otros (EN, 2010a,
1129b27-34:133). El vicio de esta virtud es la injusticia, que es el ejercicio de la maldad;
es el exceso y defecto de lo inútil y perjudicial contra toda proporción (EN, 2010a, 1130a17-
18:134).
J7
7 de noviembre de 2020 13:13 at 13:13
El derecho penal del enemigo se aplica en España desde hace muchos años. Unas veces con más descaro que otras, pero es un vicio al que la justicia española está enganchada.