La conocida periodista, famosa entre los círculos radiofónicos por ser, junto a Herrera, de las locutoras mejor pagadas de las ondas, ha dedicado gran parte de su programa matinal a recrudecer las críticas contra el Gobierno de coalición. ¿El motivo? La enmienda contra los desahucios que ha presentado parte del bloque de investidura.
“Propaganda y hechos. Mucho #ruido en @La_SER con @AngelsBarcelo, Page... y hoy los 3 tertulianos contra el Gobierno de coalición. Y no es solo que cojan el rábano por las hojas con el tema de EH Bildu, es que parece que molesta que haya PGE y con ellos legislatura. ¿Prefieren EEGG?”, se podía leer esta mañana en Twitter.
Ya es algo habitual: con una pasmosa similitud a tertulianos de la talla política de Herrera, prácticamente a diario, desde su espacio en La SER difunde dilatados embistes hacia las referencias políticas partidarias más progresistas. Influida, quizá, por los haberes que percibe (que, por cierto, rondarían el millón de euros anual) o por pertenecer al grupo mediático PRISA, ha puesto sobre la mesa una evidencia: la izquierda política española no tiene un espacio informativo de referencia en la radio.
Barceló, Herrera y Alsina, los millonarios líderes de las ondas
No es casualidad, claro, que los programas líderes en audiencia pertenezcan a PRISA, Atresmedia o Radio Popular SA, cuyo mayor accionista es la Conferencia Episcopal Española. Son empresas, en su mayoría, multinacionales, en cuyos consejos de administración se sientan figuras con reseñables vínculos en corporaciones como el Partido Popular.
Javier Monzón, salpicado por la trama Púnica, como presidente en el grupo PRISA o José Manuel Lara Bosch, el “libertario de derechas” dueño del Grupo Planeta, como el mayor accionista de Atresmedia son solo alguno de los ejemplos. No es necesario mostrar mayor información respecto a COPE, la segunda emisora más escuchada en España con más de 3,2 millones de oyentes. Todo un caso aparte: sus dueños están integrados al 100% por miembros relacionados con la Iglesia.
Así, las cifras salariales de sus voceros han de ser tan suculentas. Al millón de euros de Barceló, se le suman los 7 millones de media de Carlos Herrera al frente del programa líder de la radio de los obispos. De Carlos Alsina se calculan números similares. Algo que contrasta con las condiciones de sus trabajadores, que han llegado a protagonizar huelgas.
Decía de forma reveladora la propia Barceló en uno de sus programas: “¿Quién se va a fiar de un gobierno que negocia una cosa y la contraria, que esconde los términos de los acuerdos, los anuncia cuando le conviene y los cambia después de firmarlo?". La publicidad hace el resto.
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2 Comments
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ESTRELL@
18 de noviembre de 2020 21:27 at 21:27
Esta claro que esta gente no puede empatizar con la gente honrada que ha perdido su trabajo o que con los ingresos económicos que tienen no tienen para comer o dar de comer a su familia .
Claro que por otro lado no se si lo hacen por egoísmo por avaricia o por maldad. Quizá temen que si dicen la verdad o defienden la justicia pierdan su cómoda y privilegiada posición pero en cualquier caso son almas arruinadas.
José L. Soto
19 de noviembre de 2020 10:22 at 10:22
Prisa es historia, pasó de independiente a dependiente, muchos de sus periodistas se han ido de esa editorial por no comulgar ya con sus ideas, así también como sus lectores, entre ellos me encuentro yo, hace muchos años que dejé de seguirle por desavenencias en sus artículos, así que me di de baja.