Condenada a prisión una agente de la Guardia Civil tras denunciar “acoso y derribo” de su superior

En 2017, la agente de la Guardia Civil María Luisa Flores se negaba a acatar la orden de un mando superior que radicaba en rebajar el riesgo a una víctima de violencia de género. La negativa a cumplir el mandato estaba motivada en tanto que dicha víctima había recibido amenazas de muerte y agresiones por parte de su pareja, así como el mismo agresor había proferido también amenazas a miembros del Cuerpo llegando, incluso, a provocar daños en uno de los vehículos.

Desde entonces, sufre lo que ella misma denomina una situación de “acoso y derribo”, ya que dicho instructor no ha cesado de abrirle expedientes disciplinarios. Tras la negativa, fue obligada a asistir ante los servicios médicos de la Comandancia “en contra de su voluntad” y, a pesar de la inexistencia de causas que lo justificaran, emitieron una parte de baja por estrés laboral.

No fue la única vez. Tras no acudir a dichos reconocimientos médicos, la mayoría archivados, la Fiscalía Jurídico Militar del Tribunal ha considerado las acciones como una “falta muy grave”. A ello se suma un escrito, a modo de recurso, que la agente remitió al mismo comandante encargado de instruir el caso donde informaba de las praxis del mando implicado. En él, describía que "cada vez que se ha mostrado como instructor, lo ha hecho de forma descuidada y poco aseada, con mal olor y un cerco de sudor bastante desagradable bajo ambos brazos, manchando así toda la uniformidad de este Cuerpo y detrimentando la misma con un fétido olor, siendo bastante desagradable para la pulcra encartada", según la diligencia a la que ha tenido acceso 20minutos.

Ahora, piden a la agente 9 meses de prisión y la suspensión del empleo por un delito de injurias a un superior. Decisión muy criticada en las esferas militares que aseguran una “increíble utilización” del Código Penal Militar.