Pareciera dilucidarse que el PP, cuando habla de la defensa de los autónomos, se refiere a encumbrar el precario modelo del ‘rider’ que empresas como Glovo, Deliveroo o Just Eat implantan, a pesar de que la legislación laboral vigente no lo permita.
Toda la polémica se enmarca en el seno de la preparación que el Ministerio de Trabajo realiza para impulsar un nuevo marco legal que evite el modelo del “falso autónomo”, figura que no hace más que ahorrar costes a las empresas contratantes mientras empobrece, en todos los aspectos, las condiciones laborales.
Apelan a una falsa “libertad individual” para justificar, de nuevo, su apoyo a la gran empresa en detrimento de sus trabajadores. Parten de una base mágica e imaginada, como si el empleado tuviese la capacidad de elegir bajo qué figura quiere ser contratado, negando, de paso, la existencia de una relación laboral de carácter asalariada. Algo que esconde un pernicioso fin, que no es otro que continuar salvaguardando la tipología de trabajo precario con el menor coste posible para la parte contratante.
Sin embargo, múltiples sentencias le arrebatan a los populares la razón. La última, emitida por el Tribunal Supremo en septiembre del presente año, donde concluía que los ‘riders’ son, efectivamente, “falsos autónomos”.
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