Las relaciones entre Jaime Alfonsín y el exmonarca Juan Carlos I no han estado exentas de antipatías. Quien fuera nombrado jefe de la Casa Real accedió al puesto, una vez abdicado el ahora rey emérito, para formar a Felipe VI e interceder en el acalorado conflicto catalán por su formación como abogado del Estado, a pesar de que su padre no le tuviera en tan alta estima.
Sin embargo, la negociación que protagonizó junto a la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que incitó la huida de Juan Carlos I a Abu Dabi, habría sido el punto de inflexión en su relación de confianza con el actual monarca, quien, según fuentes, no habría estado de acuerdo en el trato.
La persona que se perfila como nuevo cargo de confianza del Rey es Jaime Pérez Renovales, conocido por ser el número dos de Soraya Sáenz de Santamaría a quien, por cierto, abandonaría por el acorralamiento del PP respecto a los múltiples casos de corrupción que se le investigan, para situarse al lado de Ana Botín como secretario general dentro del Santander con quien, por otra parte, mantenía excelentes relaciones durante su vida inmersa en la política.
El representante de Ana Botín en la Casa Real
Cabe esperar que el nombramiento de esta clase de Altos Cargos pase por el espectro político de la derecha, siendo ellos los únicos adalides del convencimiento monárquico. Sin embargo, que la persona encargada de controlar la información, las decisiones y los movimientos del actual monarca sea el número tres de una élite bancaria ha hecho saltar todas las alarmas.
Ana Botín pasaría a convertirse, por tanto, en la “reina consorte” de Zarzuela, donde su cargo de confianza marcaría el completo de la agenda de Felipe VI. En un momento, además, delicado, donde el papel del Estado en la superación de la crisis provocada por la pandemia es fundamental.
El artículo en El País defendiendo a Juan Carlos I
Por su parte, Pérez Renovales es un conocido defensor de la unidad de España y de la monarquía. Recientemente, escribió un artículo para El País en defensa del emérito, a pesar, incluso, de todos los casos de corrupción que acorralan al exmonarca.
“El mismo monarca ha decidido abandonar temporalmente el país sin hallarse “investigado”, “imputado”, ni mucho menos sujeto a juicio oral, a pesar de lo cual se ha tomado voluntariamente una decisión equivalente al anticipo de una condena de extrañamiento”, podía leerse.
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