“Entre febrero y junio de 2020, Vox ha experimentado un giro estratégico sorprendente. A decir verdad, no ha tomado un camino radicalmente novedoso que nadie pudiera esperar, pero sí ha privilegiado una orientación relativamente inesperada en detrimento de otras. Podría decirse que una de sus almas ha prevalecido sobre el resto. Y que, de entre todas las auto-imágenes que un partido se crea de sí mismo, se está imponiendo en Vox aquella que lo inviste como el representante preferente (y exclusivo) de una cierta derecha”, dice Guillermo Fernández Vázquez en su texto para la revista de cultura y pensamiento ‘laU’.
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