El fracaso de la moción de censura es la ‘crónica de una muerte anunciada’. Pero para Vox, la fatalidad no les hace invisibles, todo lo contrario. Será el punto de partida de su campaña electoral en Catalunya. De hecho, el primer diputado en tomar la palabra será Ignacio Garriga, su número uno por Barcelona y candidato a presidir la Generalitat.
Se trata, por tanto, de toda una campaña orquestada para acaparar tertulias, titulares y portadas. Y la motivación no es otra que intentar reparar los pésimos resultados que Vox ha obtenido en la región (contando con tan solo un diputado en el Congreso por Barcelona).
Todo ello se enmarca dentro de la crisis interna que el partido ultraderechista sufre, lo que les ha llevado sistemáticamente a no presentarse a los procesos electorales catalanes. Y no por falta de ganas, sino de militancia.
Una ‘obra de teatro’ en prime time
Así, lo que a partir de mañana se presenciará en el Congreso de los Diputados no será otra cosa que una ensayada interpretación inaugural que pretende combatir el mal presagio que les lanzan las encuestas –atribuyéndoles un escaso 4% de los votos–.
Ante este estancamiento, Vox necesita volver a saltar a la palestra, por lo que usará cualquier plataforma que le sirva como vocera. Ignacio Garriga, en un discurso que se intuye duro, intentará debatirle al PP su espacio electoral en Catalunya. Hacer frente a la “derechita cobarde” con un mecanismo publicitario sin precedentes que copará, con cada uno de sus discursos, cada canal de televisión, radio y portadas.
La moción pone en apuros al PP. Es por eso que la formación azul no se ha posicionado, todavía, en su sentido de voto. Aunque cierto es que pocas son las voces que abogan por apoyarla. La decisión sobre la abstención o la negativa se averiguarán el jueves en el hemiciclo. ¿El motivo? El “no” del PP podría poner en riesgo los gobiernos que ostentan en conjunto en otras regiones, así como les reduciría el espectro político en Catalunya, ya pequeño, que representa a la minoría más reaccionaria respecto al ‘procés’ y las críticas al Gobierno de coalición.
Por lo pronto, una abstención serviría para mantener contento a su socio en los gobiernos autonómicos y, significativamente, continuar peleando el escaso espacio que la ultraderecha abanderada del 155 ostenta en el territorio catalán.
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