El 11 de febrero del presente año saltaba la noticia de la asignación de un despacho a una antigua miembro de Vox por parte de la Mesa del Parlamento andaluz. Luz Belinda Rodríguez, como diputada no adscrita, era una de las beneficiarias del espacio, que declaraba públicamente su filiación a Falange Española colgando una bandera con la simbología característica. El hecho desató la polémica. “Normalidad democrática es que tengamos falangistas en las instituciones”, podía leerse en Twitter.
La diputada, antigua miembro del Ejército del Aire y pareja de un agente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no ha mostrado intención de abandonar su acta, independientemente de la ausencia de derecho a representación que la formación ultra presenta por su escaso apoyo electoral.
Hasta el momento, la normativa vigente ampara sus funciones como diputada sin adscripción partidista, sin embargo, Falange tan solo contó con un 0,07% de los votos en las últimas elecciones andaluzas, unas 23 veces menos que partidos como PACMA, que no obtuvo representación parlamentaria. De hecho, en la provincia por la que Rodríguez encabezaba la lista de Vox, Almería, fue la formación menos votada.
Lejos de suponer un conflicto institucional –que la edil ha esquivado declarándose “independiente” y sin afiliación formal a pesar de las manifestaciones en sus propios perfiles en redes sociales–, Rodríguez tiene clara su motivación política acorde con las tesis ultraderechistas. “Mi objetivo es cerrar el Parlamento de Andalucía”, declaraba para la web El Correo de España, editado por la empresa Sierra Norte Digital S.L., conocida por publicar la polémica biografía de Francisco Franco y ostentar vinculaciones con la fundación en defensa del dictador.
De hecho, el subdirector del digital es Javier Navascués, quien manifiesta abiertamente su acercamiento con Falange y ha protagonizado las posiciones más reaccionarias ante la exhumación del cuerpo de Franco, congregándose en la puerta del Valle de los Caídos durante las convulsas protestas previas.
El propio digital fue quien preguntó a Rodríguez sobre la “incongruencia” que suponía formar parte de una institución que pretende eliminar, de la que percibiría, según la información disponible en el portal de transparencia del Parlamento, más de 40.000 euros netos anuales (sin añadir complementos salariales como los correspondientes a desplazamientos). El trabajo realizado se ha traducido hasta el momento, según la misma web, en un total de 2 horas y 45 minutos de intervenciones a lo largo de toda la legislatura desde que tomó posesión hace 2 años.
Al respecto afirma “no querer vivir de la política”, independientemente de no conocérsele actividad laboral posterior al abandono de las Fuerzas Armadas.
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1 Comentario
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Agustín Montes C.
16 de febrero de 2021 16:22 at 16:22
¿Una flangista superpatriota abandonando las fuerzas armadas? Algo no me cuadra.