En la nueva normalidad casi toda la actividad comercial, con limitaciones logísticas, de aforo y respetando las medidas de seguridad, se ha ido recuperando. Sin embargo, uno de los símbolos de Madrid no lo ha hecho.
La propuesta realizada por el consistorio madrileño (que apuesta, entre otras medidas, por la reubicación de los stands) es, a su juicio, inaceptable. “Pretende reubircarnos sacándonos de nuestras localizaciones históricas, privándonos de nuestra huella original, perdiendo la historia de lo que somos y de lo que fuimos”, protestan. Piden, por eso, una mesa de trabajo y una negociación real con Almeida.
Hoy han apostado por la movilización digital y han pedido a los usuarios que cuenten sus vivencias en el lugar a través del hashtag #MiHistoriaEnElRastro. Los promotores han recibido con especial satisfacción la participación de la actriz Alba Flores. “Historias de subsistencia, de resistencia, de vecindad, de familia, de amor. Quién sabe si no le debo yo mi existencia al Rastro. @MADRID protegedlo por el pan de unos y por las raíces de otros”, ha escrito.
@elrastrodemadri #Salvemoselrastrodemadrid #mihistoriaenelRastro daría para hacer un hilo demasiado largo. Tanto como unas cuantas generaciones. Mi madre, mis abuelos, mis bisabuelos, tienen mil historias entretejidas aquí.
— Alba Flores (@AlbaGlezVilla) August 23, 2020
La plataforma también ha aprovechado para repasar en un hilo los momentos más importantes de la historia de este emblemático punto de encuentro, que tiene trescientos años a sus espaldas.
De mi Plaza Cascorro a Ronda de Toledo, de Maldonadas a Casino, todos los domingos, desde hace 300 años, el traqueteo de los carros anuncia el inicio de mi Rastro. Grandes y pequeñas historias han pasado en él.#MiHistoriaEnElRastro#SalvemosElRastroDeMadrid
HILO 👇 pic.twitter.com/xvNoJZKYGH— Salvemos el Rastro de Madrid (@elrastrodemadri) August 23, 2020
El autor del libro ‘El Rastro’, Andrés Trapiello, advertía en ‘El Mundo’ del propósito último que, a su entender, tiene esta postura del Ayuntamiento. “Cargarse el Rastro y cambiarlo de sitio es la ilusión de todos los alcaldes de la ciudad. Es la última zona del Madrid antiguo que queda sin explotar y los pisos del barrio se revalorizarían mucho si no estuviese el mercado”.
Un Madrid sin rastro sería irreconocible. Quedaría marchito. Como la frente de la canción de Sabina. “Iba cada domingo/ tu puesto del rastro a comprarte/ carricoches de miga de pan / soldaditos de lata”
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