De ‘charco’ en ‘charco’. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado que contar con el mayor número de casos confirmados de COVID-19 del mundo es “una insignia de honor” para Estados Unidos, pues, según él, eso significa que es el país que más pruebas de detección de la enfermedad realiza, es decir que las autoridades de Washington están haciendo bien su trabajo. “Lo veo como una insignia de honor, realmente es una insignia de honor”, ha respondido Trump a preguntas de los periodistas durante una comparecencia celebrada este martes en la Casa Blanca. “Es un gran tributo a las pruebas y a todo el trabajo que muchos profesionales han realizado”, ha añadido. “Somos un país mucho más grande que la mayoría, así que cuando tenemos muchos casos, no lo veo como algo malo, lo veo en cierto sentido como algo bueno, porque significa que nuestras pruebas son mejores”, ha insistido. Más de un millón y medio de personas han contraído ya COVID-19 en Estados Unidos y unas 91.700 han fallecido a causa de la enfermedad. Según la Universidad Johns Hopkins, las autoridades de Washington han realizado ya 12,2 millones de pruebas en todo el territorio estadounidense.
Trump había pisado su último –penúltimo ya– ‘charco’ este lunes, cuando aseguró que, para prevenir un posible contagio por coronavirus, consumía hidroxicloroquina –un medicamento utilizado habitualmente contra la malaria–, tras consultarlo con un médico de la Casa Blanca, a pesar de que no existen estudios suficientes ni sobre su eficacia ni sobre sus efectos secundarios. Joe Biden, exvicepresidente de Estados Unidos y posible candidato ‘demócrata’ a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales previstas para el próximo 3 de noviembre, ha señalado este martes que la afirmación de Trump es “totalmente irresponsable”, pues “no hay personal médico serio ahí fuera que recomiende tomar ese medicamento”. “¿Qué está haciendo?”, se ha preguntado Biden. “Es como decir que si te inyectas clorox en la sangre, tal vez te cures”, ha añadido.
Pero, tras las palabras de Biden, Trump ha ido más allá y ha asegurado que seguirá tomando hidroxicloroquina “durante un poco más de tiempo” porque siente “curiosidad” y porque considera que el medicamento tiene “una gran reputación”, es “muy potente pero no hace daño” y proporciona “un nivel adicional de seguridad”. “Pero podéis preguntar a muchos doctores, a los trabajadores que están en primera línea; muchos no irán sin la hidroxicloroquina”, ha declarado a los periodistas tras reunirse con diputados ‘republicanos’ en el Congreso. Después –ya en la Casa Blanca–, volvió a elogiar la hidroxicloroquina porque es “asequible”, al costar “apenas unos peniques”.
El presidente de Estados Unidos ya había pisado otro ‘charco’ en abril, cuando sugirió que la luz ultravioleta y las inyecciones con desinfectante podrían constituir un tratamiento efectivo contra el COVID-19, lo que provocó una gran polémica y un aumento de las personas intoxicadas en todo el territorio estadounidense por exposición a productos químicos.
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