El ultraderechista Jair Bolsonaro, presidente de Brasil gracias a una estrategia de guerra jurídica, conocida como ‘lawfare’, contra sus adversarios políticos y valiéndose de su influencia en el mundo de la judicatura, está en el momento más bajo de popularidad desde que asumiera el poder del país sudamericano de 210 millones de habitantes.
Una encuesta publicada esta semana muestra un índice récord de rechazo al presidente, situando a los brasileños contrarios a su gestión en el 43%, aunque también conserva a un 33% de la población que se muestra favorable al líder ultraderechista.
El mandatario ha emprendido una guerra contra los gobernadores que han ordenado el confinamiento de sus habitantes, polarizando hasta límites insospechados y poniendo en riesgo incluso la vida de los brasileños, por lo que la gestión del COVID19 le esté pasando factura en un país que acumula 25.000 muertos por la pandemia.
A su baja popularidad se le une que la Corte Suprema ha ordenado treinta investigaciones domiciliarias de aliados suyos por sospechar que forman parte de un entramado de creación y difusión de noticias falsas que calumnian y difaman a opositores y miembros incómodos del sistema judicial
Entre los investigados, varios diputados y empresarios afines a Bolsonaro, acusados de alimentar y financiar esta red de fake news.
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