U.H.- José Manuel Villarejo logró una fortuna de 150 millones de euros gracias a la impunidad con la que actuó durante más de tres décadas, ajeno al control de otros mandos policiales, y a la protección que le proporcionaron sucesivos gobiernos. El propio VIllarejo presumía de estas circunstancias, según consta en una grabación del caso Tándem, en la que el comisario se vanagloria de llevar “treinta años haciendo maldades”.
“Llevo treinta años haciendo maldades y no me han pillado todavía”, se jactó durante una comida con un alto cargo de la petrolera estatal de Guinea Ecuatorial que le pidió un informe para desprestigiar a un rival de Teodorín Obiang a la sucesión en el país africano. Sólo el pago inicial de este encargo, bautizado como ‘proyecto King’, le reportó 1,7 millones de euros a Villarejo, de acuerdo con la documentación incorporada a la causa.
Los propios investigadores reconocen que la estructura societaria de Villarejo en España y el extranjero constituye una madeja “cuyas dimensiones y capital” son difícilmente cuantificables. En la grabación, Villarejo exige a su interlocutor recibir los fondos a través de sociedades radicadas en países opacos: “Llevo treinta años cobrando y pagando en todos los países del mundo”, se ufanó el policía, que cuantificó sus negocios en “125 o 150 millones de euros”, y todo, pese a las “veinte mil inspecciones” que dijo tener “todos los días”.
Línea directa con el PP
Que Villarejo lograra amasar semejante fortuna y armar un complejo entramado empresarial no es fruto de la casualidad. De acuerdo con las declaraciones de varios jefes policiales de la época, gozaba de una total libertad de actuación y, en su última etapa, con el total amparo del Gobierno del PP. El Ejecutivo liderado por Mariano Rajoy le habría encargado espiar a Podemos o a Bárcenas, entre otros oscuros encargos. Y Villarejo tenía línea directa con el presidente.
La cobertura del Ejecutivo del PP a Villarejo fue tal, que el comisario habría acudido directamente a Rajoy para evitar su cese. Eugenio Pino, Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía entre 2012 y 2016, declaró en la causa que pidió el cese de Villarejo porque se presentaba como agente encubierto sin serlo y porque actuaba al margen de su conocimiento, llegando a citarse con Jordi Pujol sin notificarlo a sus superiores. “No estaba controlado”, resumió Pino.
Sin embargo, prosiguió, el cese le fue denegado. No sólo eso, sino que el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, le advirtió de que Rajoy se había interesado por la situación de Villarejo en el cuerpo: “Me dice el presidente que le estás tratando mal”, espetó el ministro a Pino, según testificó este último ante el juez, que mostró su desconcierto por la situación: “No entiendo que ante esta situación escandalosa no presentase su dimisión”, le dijo al antiguo jefe policial.
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